Inquietudes

1940. Cuanto más se avanza en el “divertido de guerra” y más la alta orden francesa se preocupa con respecto a sus fortificaciones inacabadas contra las cuales los armamentos alemanes podrían ser cada vez más eficaces.

Febrero de 1940. ¡Una nueva cuestión se plantea con respecto a las campanas GFM, estos ojos de las obras, sus solas verdaderamente partes vulnerables que se ven de más lejos y que no se protegen contra el efecto Hopkinson! Y la cuestión que se plantea es de importancia:

¿las nuevas bombas muy a grande respiración no tendrían un efecto devastador sobre las campanas GFM y sus inquilinos?

Experiencias

El 2 de febrero de 1940, por DM n°801-2/4S, el Ministerio de Guerra prescribe entonces una serie de experiencias que deben realizarse sobre una de los GFM modela A de una obra de los Alpes con el fin de estudiar los efectos de las grandes explosiones sobre el material y la fisiología de sus inquilinos. La obra se fue a Italia que, aunque manifestando señales de beligerancia, aún no entró en guerra abierta.

se realizan entonces 3 experiencias el 23 de abril de 1940 por noche, a la obra del Lavadero (Lavoir_) (SF Saboya). El material del GFM es clásico: episcopios L y un FM en soporte no reforzado (modelo A). En tales circunstancias algunos animales sustituyeron a los inquilinos habituales de la campana, por supuesto: 2 perros para los cuales el veterinario el coronel Valade está encargado de analizar el estado.

Como el piso de los GFM, aunque móvil, no permite a pesar de todo alzar los animales hasta el nivel de los sectores, allí donde están normalmente las cabezas de los guetteurs, se colocan algunos caballetes sobre este piso para que los perros estén lo más cerca posible de los episcopios.

Sin embargo, como el objetivo que se persigue es ver si la onda de choque producida por la explosión no es causa de lesiones internas, es importante que los animales no resulten accesoriamente heridos, por ejemplo, por el arranque de un episcopio. Para evitar este efecto se interpone pues una red rígida entre los equipos y los perros.

Se ponen las cargas se colocan a 7 metros de los episcopios y a fuego sucesivamente, por valor creciente: la primera es 40 kg, el segundo de 80 kg y el tercero de 100 kg.

Los resultados son muy satisfactorios, lo que por otra parte permitió llevar a cabo la experiencia. Y en su informe el Coronel Valade escrito, entre otras cosas:

los animales no presentaron ningún desorden orgánico ni sensorio, no manifestaron ni emoción, ni disminución (hay que tener en cuenta que los equipamientos de FM y episcopios resistieron y no se han arrancado)

El 9 de mayo de 1940, en su acta, la Delegación Permanente de las Secciones Técnicas, al Ministerio de Guerra, escrito:

Después de la aplicación de la serie completa de las cargas previstas en el programa, ningún deterioro se constató sobre el material, ni ningún efecto sobre los animales colocados dentro de la campana.

Los GFM parecen ser siempre buenos para el servicio.

¡En esta víspera “famoso del” 10 de mayo de 1940 los funcionarios, reunidos para la circunstancia, tenían pues aún, y seguramente, de quienes ser optimistas!

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Perros sustituyen a los hombres

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Ligne Maginot - GFM; Fuentes: SHAT Vincennes y documentos Philippe y Michel Truttmann. E-R Cima ©2003-2008

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